23 de mayo 2023

La importancia de la microbiota siempre, y especialmente, durante el embarazo

Los descubrimientos sobre la microbiota constituyen una de las mayores revoluciones de la historia de la Medicina y la Ciencia. Sin duda, muchos descubrimientos al respecto, están poniendo luz a la etiología (causa) de muchas enfermedades o síntomas, colocando a la microbiota como eje relevante en la regulación de nuestro sistema inmunológico, endocrino, neurológico y psicoemocional.

Nuestra microbiota evolucionará a lo largo de la vida, y nuestra salud dependerá de que viva y forme un ecosistema equilibrado.

Su equilibrio dependerá tanto de: factores internos, factores externos, así como de nuestra alimentación.

Quiero que el talante de este breve post sea respetuoso y te eche de culpa si las decisiones finales durante la maternidad son diferentes de las que en un momento inicial te has planteado.. respecto ciertos abordajes, vías de actuación o decisiones iniciales. Es información, y como tal te permite tener a su alcance opciones y objetividad.

Durante el embarazo siempre se ha comentado la importancia de cuidar la alimentación de la madre, desde un punto de vista nutricional, de desarrollo embriológico y de aporte energético para la madre y el bebé… pero hoy quiero ampliar este enfoque también a la gran importancia de cuidar nuestra microbiota durante el embarazo, porque de la microbiota de la madre dependerá la calidad de la microbiota del bebé. A esto añado que dependiendo del tipo de parto, vaginal o cesárea, se determinará el perfil de la microbiota del bebé. Es más, dependiendo del tipo de alimentación inicial del bebé, lactancia materna o artificial, se producirá un tipo de microbiota u otra en el recién nacido.

Creo que muchas veces esta información tan importante no es ponderada, ni suficientemente transmitida a las futuras madres, y digo madres porque mayoritariamente son ellas quienes deciden: cómo alimentarse durante el embarazo, el tipo de parto o la alimentación que eligen por a su bebé. Afortunadamente cada vez más obstetras y comadronas dan este tipo de información a las futuras madres.

Empecemos por el embarazo y cómo durante él comienza un baile y transformación del ecosistema biota de la madre. Es lo que llamamos fenómeno de TRASLOCACIÓN INTESTINAL. Se trata de bacterias elegidas por el sistema inmunitario de la madre, de origen intestinal, que pueden pasar a la sangre ya la barrera placentaria, permitiendo al feto ya su sistema inmunitario unos primeros contactos con las bacterias que permitirán la posterior tolerancia a la colonización del cuerpo del bebé después del nacimiento.

Esto se ha hecho evidente gracias al descubrimiento de pequeñas cantidades de bacterias en el meconio y el cordón umbilical del recién nacido así como en la placenta de la madre. Como si de una presentación oficial se tratara de cómo será la vida fuera de la cavidad amniótica, fuera de la delicada casa flotante del bebé en su vida intrauterina.

De modo que este descubrimiento pone en duda que los bebés tengan el primer contacto (primera colonización) con las bacterias endógenas en el momento del parto, sino que ya existe un contacto previo dentro del útero.

Durante el embarazo hay un cambio en las proporciones de la flora intestinal de la madre aumentando la cantidad de proteobacterias y bifidobacterias.Además de un cambio en la microbiota vaginal aumentando la cantidad de lactobacilos.

Por lo que, en una situación ideal de parto vaginal, la madre será capaz de hacer una transmisión directa de lactobacilus vaginales y enterobacterias y bifidobacterias de la zona perianal (el intestino finaliza en la zona del ano) al recién nacido. El bebé se impregnará y tendrá contacto con estas bacterias en cara (ojos, fosas nasales, oídos) y boca y podrá impulsarlas a su trato digestivo y demás mucosas. Es ahí donde se da la gran marea probiótica, el gran intercambio.

Si en cambio el nacimiento es por cesárea o con la bolsa intacta las proporciones de la primera colonización intestinal del bebé se invierten, y serán bacterias de la piel (con función específica para la piel), como estreptococos y estafilococos, los que colonizan de forma más intensa el interior del intestino del recién nacido con menos lactibacilos y por tanto una disminución de la diversidad microbiana, que influirá en la maduración del sistema inmune del bebé.

Si éste ha sido tu caso y quieres favorecer la proliferación de bacterias propias y específicas de la microbiota intestinal puedes suplementar al recién nacido con probióticos especiales para bebés. No todos los probióticos sirven, unas cepas específicas son las esenciales a priori. Asesórate o busca un profesional adecuado. La lactancia materna será también un gran aliado.

¿Qué sucede si durante el embarazo ha habido toma de antibióticos, o infecciones por parásitos o cándidas? En el caso tanto de toma de antibióticos durante el embarazo, como de síntomas de disbiosis intestinal (lo desarrollaremos en otro post) es necesario inmediatamente, realizar cambios en la dieta e ingerir ciertos alimentos que ayuden al restablecimiento del equilibrio de la microbiota y paralelamente la ingesta de pre y probióticos que devuelvan el equilibrio de la flora intestinal lo más rápido posible. A poder ser la toma de probióticos ( de calidad y cepas variadas) alejados tres horas de la toma de antibiótico.

Si durante el embarazo, diera positivo en parásitos intestinales o cándidas, que de por sí son un claro ejemplo de distorsión y mal equilibrio de la flora intestinal que han permitido su proliferación, es imprescindible tratarlas para garantizar a su madre una buena salud en cuanto a asimilación de nutrientes y otros efectos negativos de la disbiosis intestinal. Además de que para el bebé no son beneficiosos.

Si el parto es por cesárea o un parto con la bolsa intacta podemos comunicar al bebé con la microbiota vaginal de la madre en pezón o en la cara del bebé (ya hay muchos obstetras que lo hacen en el mismo momento del parto) o si a la madre le incomoda volveríamos a reforzar con lactobacilos de cápsula.

Y finalmente llega el momento de la alimentación del recién nacido, sin duda los estudios demuestran que la lactancia materna (mención especial en el calostro materno) tendrá una responsabilidad clave en la buena colonización del intestino, ya que aportará factores de reconocimiento de bacterias consiguiendo la tolerancia correcta en el sistema inmune del bebé. La leche materna también llevará parte de microbiota, estreptococos y estafilococos de la piel del pezón y bacterias intestinales anaerobias que han llegado a la leche por translocación intestinal. Pero la acción más relevante es que al ser rica en hidratos de carbono complejos, éstos favorecerán el desarrollo específico de las bifidobacterias que dominarán la microbiota del lactante.

Los bebés alimentados con leche artificial de vaca maternizada tienen una flora intestinal totalmente distinta a los alimentados con leche materna.

La microbiota influye en: la asimilación de nutrientes, en el sistema nervioso, en los procesos inflamatorios, en las respuestas inmunes y autoinmunes, en el sistema hormonal y en nuestras emociones. Lo suficientemente importante como para tenerla en cuenta, mimarla, cuidarla y escucharla!

JESSICA HERNANDEZ SANCHEZ

Fisioterapeuta i Osteópata