21 de febrero 2025

«Yo eso no lo haré». La crianza de nuestros hijos/as basada en patrones familiares.

Es probable, que algunos/as de vosotros, ante la experiencia personal y la comparación con otras familias de alrededor, cuando os planteáis ser madres y/o padres, os habéis dicho o expresado, mentalmente o con vuestra pareja, "yo esto no lo haré", refiriéndose a aquellas conductas, comunicación, o actitudes que por el motivo que sea, os han generado rechazo. Y una vez viene llega la criatura al mundo, probablemente en más ocasiones de las que quisiéramos, nos encontramos con aquellas palabras, gritos, conductas o emociones que nos generan rechazo.

Y muchos de estos hechos, hablan más de nosotros, que de nuestros hijos/as.

La psicología ya sea desde el acompañamiento individual, infanto-juvenil, de pareja y familiar, puede abrir ventanas y generar un poco de aire cuando sentimos que nuestra dinámica familiar parte de hábitos de tensión y/o un clima más bien hostil.

Aun así, estas situaciones nos conectan con nuestra interpretación de las vivencias personales, muchas veces, relacionadas con los patrones familiares, que vienen de muy lejos, pero partiendo de nuestras vivencias en la infancia y adolescencia.  A menudo como madres nos encontramos queriendo "reparar" estos patrones para que nuestros niños no se encuentren en la misma situación, para que no les afecte.

Creemos hacerlo por ellos/as, pero la realidad es que, en muchas ocasiones, lo hacemos a través de ellos/as, pero para nosotros. Para poder reparar aquel miedo, aquel cariño, esa tristeza, aquel enfado, aquel dolor... porque no sabemos cómo sostenernos y buscamos mil teorías de cómo criar a nuestros hijos de manera respetuosa y esperando recibir como respuesta lo que nosotros no hemos podido sentir/tener.

Y aquí nos encontramos, de manera inconsciente, generando una expectativa en nuestros hijos.

Una expectativa que de forma inconsciente ellos/as reciben generando una responsabilidad y gestión emocional que no acompaña de forma saludable a su desarrollo y a la vez, si la respuesta no es como nosotros inconscientemente nos habíamos imaginado, nos genera una frustración que nos cuesta, en ocasiones, aceptar como nuestra y que proyectamos como enfado en ellos.

¿Y qué podemos hacer nosotros como ma/padres?

Por un lado, dejar ir la autoexigencia que acompaña al "yo eso no lo haré". Seguramente, teniendo claro que tú no piensas gritar a tus hijos (por ejemplo), el día que por el motivo que sea, les grites, aparecerá el sentimiento de culpa para remarcarnos que no lo hemos hecho como esperábamos.

Los patrones familiares existieron y existen. De hecho, en cierto modo, es lo que nos permite evolucionar. Estas influencias forman parte de nosotros pero no tienen por qué definirnos. Hay personas que con un "yo soy así", o "esto siempre se ha hecho de esta manera", generan una actitud pasiva y resignada ante los hábitos emocionalmente removidos y disfuncionales. Esta actitud, es lo que los define ante cómo han elegido vivir.

Lo que nos dice cómo estamos y nos sentimos es lo que hacemos, y, por lo tanto, cada día tenemos diferentes oportunidades para elegir una actitud proactiva ante la crianza de nuestros niños, partiendo de nosotros mismos. Para entender, que si me molesta que mi hijo/a se enfade, probablemente es porque no sé sostener lo que me genera esa situación, y "necesito" que se calme para poder estar tranquilo/la.

Pero si en esta "proactividad" permites que pueda sentirse enfadado/a porque es merecedor/a de expresar y validar lo que siente, aunque inicialmente te remueva, estarás a la vez dando espacio a que tú también puedas permitirte sentirte merecedora de expresar y validar lo que sientes. Liberando y aceptando, aquellos patrones por los que has llegado aquí y ahora. Utilizando ese desbordamiento, no porque tus hijos/as te den calma, si no para utilizar la energía de la agresividad para decir "hasta aquí" a no ponerte en el centro, y empezar a daros como familia lo que necesitáis, entendiendo que no existe una familia perfecta. Dejando ir esta autoexigencia de cómo criar "de manual". Y esta imperfección desde el amor y la confianza, será lo que haga que vuestros hijos sigan evolucionando dentro de los patrones familiares que inicialmente os preocupaba que les afectara.

 

Rosa Mª Martí Tobias

Psicóloga Col.25337